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No es solo decirlo, sino cómo decirlo

En medio de un sistema donde la comunicación fluye por todos los ámbitos, la desinformación ataca en cada espacio y la imprudencia destaca y se convierte en noticia, debemos evaluarnos y pensar seriamente si lo que estamos expresando como expertos, empresas, Gobierno y ciudadanos, aporta realmente a la discusión.


Recordemos, que como personas nunca nos separamos de la empresa en la que trabajamos o la entidad donde nos desenvolvemos, por lo que es especialmente relevante nuestro actuar y la prudencia de este. Si bien es difícil mantenernos ecuánimes en una situación como la actual, nada aportamos esparciendo el enojo, ya de por sí generalizado.


Ser consecuentes con nuestros pensamientos y actuaciones es de gran valor a la hora de ejercer algún tipo de autoridad, representar como voceros a nuestra empresa, o alcanzar acuerdos con nuestros colaboradores o pares.


En estos momentos, tanto personeros de Gobierno como empresas del país deben enfocarse en qué están comunicando y cómo lo hacen, más allá de expresar su preocupación, su punto de vista, o acciones, deberán tomar en cuenta que representan no solo a su persona, sino a un grupo detrás y hacerlo responsablemente.


Quienes estudiamos las teorías de comunicación, sabemos que los mensajes son interpretados a partir de diferentes experiencias de cada persona, pero además que el lenguaje y contexto determinará también la forma es que estos son percibidos. Autores como Habermas nos recuerdan los diversos ámbitos que influyen en la comunicación, donde todo se interpreta a partir de entornos y aprendizajes vividos. Otros como Alfred Schütz manifiestan la fuerte influencia que recibimos de nuestro propio espacio cercano y nuestros predecesores para descifrar los mensajes. Comunicar va más allá de solo decir, es pensar a quién y cómo se lo decimos.


El lenguaje que usemos, la sensibilidad en la comunicación, pluralista y respetuosa es la única forma. La prudencia en nuestras redes sociales, comunicados formales y comunicación en nuestras empresas es vital para mantener un orden básico y lograr efectivamente hacer llegar el mensaje que queremos, sin incongruencias ni malentendidos.


Si se trata de sus perfiles personales, recuerde que sus actuaciones, opiniones o reacciones compartidas en redes pueden no coincidir con los valores de la marca, pero la audiencia no discrimina y los pantallazos no perdonan. Siempre existe el riesgo de que relacionen su actuar con la marca, debe tenerlo claro.


Sea empático, analice si puede herir a alguien con su publicación, pregúntese ¿aporta a la discusión lo que comparto? ¿cuento con información verídica? ¿lo que voy a compartir puede afectar mi imagen o la de mi familia, amigos, colaboradores o la empresa misma? Preguntas obvias para algunos pero que siempre debemos repasar.


Finalmente, recuerde que todo comunica, desde la postura y gestos a la hora de hablar, hasta la ropa que usa al dar un mensaje, la congruencia entre lo que dice y lo que hace es lo que le dará peso para que su mensaje sea escuchado.


Fabiola Ruiz Ch. Directora.







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